Varios ganadores de la competición organizada por la Organización Mundial del Turismo y el ‘hub’ de innovación Wakalua, en colaboración con BBVA, repasan cuales son las claves del futuro para el turismo, de qué forma se relacionan actualmente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y explican qué les ha llevado a ganar este galardón.
En la búsqueda de un mundo responsable y sostenible, las instituciones y las empresas se han dado cuenta de que uno de los primeros sectores que había que modernizar y reorientar era el turismo. Se trata de una industria que es motor económico de muchos países – en España aportó en 2019 el 12,4% del PIB y del 12,9% del empleo total, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) – y responsable del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales, según un estudio publicado en ‘Nature Climate Change’.
Son cifras de antes de la sacudida de la pandemia, que además ha dejado muy tocado al sector: en 2020 ha habido pérdidas de 106.000 millones de euros en turismo en España de acuerdo a datos de Exceltur. En la misión por encontrar el equilibrio entre viajar y reflotar el turismo, y cuidar el planeta, muchas empresas especializadas han ido cambiando sus puntos de vista, ofreciendo propuestas diferentes en dirección a un mundo más sostenible.
Es aquí donde entra la Organización Mundial del Turismo (OMT) que, junto al ‘hub’ de innovación de Wakalua y entidades como BBVA, decidió en septiembre de 2020 poner en marcha un certamen donde se dieran a conocer las empresas turísticas más comprometidas con el medio ambiente, la sociedad y la paz. El propósito del certamen era premiar a las ‘startups’ del sector más prometedoras y coherentes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a los que tenían que estar adheridas para poder participar.
Hablamos con tres de las compañías premiadas: Climate Trade, Impulse Travel y Siliconbali. Cada una localizada en un país y con una visión diferente sobre el turismo del mañana, pero un objetivo común: transitar hacia un modelo más sostenible.
Afincada en España, esta ‘startup’ tiene como objetivo descarbonizar los viajes turísticos a través del ‘blockchain’ y de un ‘marketplace’ fácil e intuitivo. Con el foco en el ODS 13 (acción por el clima), su COE, Francisco Benedito, explica que lo que diferencia a su compañía del resto es que su plataforma pone en contacto directo a los desarrolladores de proyectos sostenibles con empresas que quieren compensar su huella de carbono, algo muy demandado actualmente en el sector turismo.
Este mercado de compensación de CO2 nace del Protocolo de Kyoto en 1997 y sirve para que las empresas más contaminantes puedan compensar su exceso de emisiones a través de la compra de derechos de emisión o la compensación con créditos de compensación a través de proyectos de mitigación. Tradicionalmente, este comercio ha estado reservado a brókeres que juegan con los precios. La solución de Climate Trade consiste en generar un ‘marketplace’ como espacio donde las empresas y entidades pueden elegir directamente cómo compensar sus emisiones y con qué proyectos de mitigación hacerlo.
Según explica Benedito, las ventajas de su ‘marketplace’ son: reducción de costes, aumento de velocidad en los pagos al acortar tiempos de espera y eliminación de intermediarios. Además, al utilizar la tecnología ‘blockchain’, el equipo de Climate Trade presume de transparencia y trazabilidad en los pagos, ya que todos los pagos con su origen y destino quedan reflejados en sistema de cadena de bloques.
Desde Colombia, Rodrigo Atuesta dirige una ‘startup’ que busca sellar “la herida de un país abierta durante décadas por culpa de las mafias y el narcotráfico”. La forma que ha encontrado de hacerlo es a través del turismo.
Para Rodrigo lo que diferencia a su ‘startup’ del resto de empresas del sector es el concepto comunidad, y es justo esto lo que les ha permitido mantenerse a flote en la mayor crisis que ha vivido el sector: “El sentido de comunidad es parte de nuestra marca. Esto significa que Impulse es más que un proyecto, es un movimiento que muchas personas sienten como propio. Ofrecemos experiencias únicas porque las comunidades con las que trabajamos son únicas. Ofrecemos desarrollo comunitario y turismo”.
A diferencia de Francisco Benedito, Atuesta considera que el cambio hacia la sostenibilidad vendrá más impuesto por la visión empresarial y gubernamental: “Si creemos que el cambio va a llegar del lado del consumidor, estamos poniendo la expectativa en el lugar equivocado; creo que el cambio tiene que llegar del sector privado y del sector institucional y, por eso, este tipo de premios ayudan a las empresas que tienen la visión correcta del sector”.
Sobre el coronavirus, el equipo de Impulse Travel también cree que ha supuesto un punto de inflexión para el turismo, ya que ha implantado unas dinámicas que han llegado para quedarse. Por ejemplo, al convertirse el teletrabajo en una realidad, las personas ahora podrán hacer viajes más largos, ya que no tendrán sólo unos días de vacaciones antes de volver a la oficina, sino que la deslocalización permitirá que un trabajador español se vaya de viaje un mes a Colombia mientras sigue trabajando entre semana.
En un país con un pasado y un presente tan complicado, Atuesta argumenta que su ODS tenía que ser el 16 (paz, justicia e instituciones sólidas) en honor a los que ya no están y mirando a los que vienen, ya que el futuro sólo se cambia si se actúa aquí y ahora.
La última etapa del viaje nos lleva a Portugal, país en el que se ubica Siliconbali, una ‘startup’ que busca que sus clientes se introduzcan en las comunidades del destino que desean visitar. En palabras de su CEO, Sevo Widodo, el punto fuerte de su compañía radica en que “ofrece una experiencia mucho más profunda e inmersiva que el resto de las empresas del sector”.
Cuando una persona selecciona Siliconbali lo hace porque quiere formar parte de la comunidad, convertirse en un ciudadano más, según explica Widodo: “Aquí no queremos que seas un turista más, sino que te sientas integrado dentro de la sociedad que visitas”.
Los programas de inmersión que se ofrecen en los portales de viajes de todo el mundo suelen ir destinados a grupos o retiros, habitualmente con precios elevados y difíciles de reservar. Por el contrario, la visión de Widodo es que Siliconbali sea un mercado tecnológico a base de atraer ‘startups’ de todo el mundo para permitir a las comunidades locales acoger estas experiencias y cumplir con el ODS 17 (alianzas para lograr los objetivos).
El equipo de Siliconbali opina igual que el resto en cuanto al coronavirus, ya que ponen a la pandemia como eje sobre el que ha pivotado su actual modelo de negocio: “La gente ahora quiere viajar menos, pero durante más tiempo, y con un significado mayor. Por eso nuestra solución encaja con esta nueva tendencia. Nuestra idea es reiniciar la industria del turismo para llevarla a un modelo más sostenible”.
Widodo sostiene que las poblaciones locales no podían ni siquiera coger el transporte público, o visitar ese famoso mercado del centro de la ciudad por culpa del turismo que atestaba todos los lugares de interés. Como consecuencia de la pandemia, el ciudadano se ha vuelto a encontrar con una parte de su ciudad que creía perdida y eso le ha abierto los ojos. Su enfoque pasa por aprovechar esta inercia: “Tenemos que poder reiniciar la industria de una manera que no afecte negativamente al destino local. Por eso nuestra solución está orientada a este tipo de viaje post pandémico, más sostenible y consciente”.
Aunque tengan visiones concretas distintas, el propósito de las tres ‘startups’ es el mismo. Ya sea con el foco puesto en el medioambiente, la paz y la justicia o la búsqueda de alianzas, el final del viaje coincide: un turismo diferente para un mundo que ya no es el mismo.