Después de la inspiración viene la ejecución, pero lo primero es tener muy claro lo que quieres ofrecer y ser empático con tu futuro usuario. A partir de ahí, enamorar a tu cliente a través de un diseño que le emocione, contar con un buen diseñador y ofrecer un servicio multiplataforma te llevarán al éxito.
Dicen que todo está ya inventado y que todas las buenas ideas están cogidas. Ofrecer algo diferente parece complicado, más aún cuando la palabra que más ha resonado en los últimos años ha sido emprendimiento, especialmente en los sectores más digitalizados. La pandemia ha supuesto un punto de inflexión, ha ralentizado algunos proyectos e impulsado otros; en cualquier caso, tener una buena idea va a ser más importante que nunca.
Pero tampoco eso basta para captar a los clientes: hay que darle forma para que se convierta en un producto atractivo, fácil de usar y diferencial, especialmente en el ámbito digital. Si la inspiración está rondándote o ya has empezado tu proyecto emprendedor, aquí tienes unas pinceladas que te ayudarán a enfocar mejor tu diseño.
Cuando se te ilumina la bombilla y empiezas a crear un producto, lo primero es detenerse y definir al detalle el propósito que va a tener tu negocio. “Tienes que responder a las preguntas ¿por qué debe existir mi idea? ¿Cómo se define? Entonces puedes empezar a pensar en la identidad y la representación de ese producto digital”, afirma Brian Farrell, fundador y director creativo de Far Co, estudio creativo especializado en ‘branding digital’, productos y sistemas digitales. El experto añade que, durante todo el proceso de diseño, es imprescindible no perder de vista ese “núcleo de la idea”.
Anxo López, responsable de Diseño en BBVA, coincide en que el diseño es más estratégico cuanto “más pegado esté al momento inicial de la conceptualización”. Más allá de unos colores y un aspecto visual, debe entenderse desde el principio como algo inherente a todas las patas del producto. “El diseño tiene que interactuar con otras áreas, como la tecnológica y la de comercialización. A menudo sucede que las empresas se olvidan del diseño y se dan cuenta de que les hace falta cuando ya lo tienen todo definido”, señala López.
El primer paso puede ser, simplemente, esbozar tu idea. En un papel, en una presentación o en una grabación. López recuerda el ejemplo de Dropbox: “Incluso antes de diseñar ni desarrollar nada, hicieron un vídeo sobre cómo se imaginaban que funcionaba la aplicación. Estaban solucionando el problema de tener que trasladar archivos usando un ‘pendrive’. Funcionó muy bien y no gastaron nada de esfuerzo en desarrollar esa primera idea”.
Una vez esbozado, hay que pasar a la acción y tener presentes una serie de consideraciones. Ethan Parry, investigador de UX y parte del equipo internacional de Adobe XDI, que participó en el InnovaHome Festival de BBVA Open Innovation, señala los siguientes cinco aspectos:
Aunque pueda parecer que está todo inventado, el diseño nos ofrece la oportunidad de darle la vuelta a las cosas, de mostrar nuevas ideas y de presentarlas de forma nueva y atractiva. Anxo López de BBVA pone como un claro ejemplo las aplicaciones de videollamada que experimentaron un gran bum durante la pandemia: “Skype, Google, Teams y Webex son algunos ejemplos de aplicaciones populares. Pero, de repente, una empresa nueva, Zoom, encuentra una manera mejor de hacer las cosas, le da una vuelta a la experiencia de usuario y se convierte en el líder del sector”. El experto recomienda poner el foco en las personas para lograr estos objetivos.
El diseño tiene que responder a las exigencias del usuario y ser funcional, rápido, sin errores, fiable, atractivo, divertido y sencillo de utilizar. Sí, son muchas exigencias, pero el investigador Ethan Parry cita al pionero del diseño emocional y de la interacción humano-computadora, Don Norman, y a los tres niveles que estableció para enamorar al usuario:
Diseñar un producto físico que tiene cabida en un único espacio es intrincado, pero el espacio digital tiene una complejidad añadida: el servicio tiene que estar a disposición del usuario en todos los canales digitales posibles, es decir: tiene que ser multiplataforma.
“Hay que pensar en los sistemas digitales como sistemas de sistemas. Por ejemplo, Spotify está en nuestro móvil, la televisión, el ordenador y la pantalla táctil del coche, e interactuamos de manera diferente con cada plataforma”, explica Brian Farrell de Far Co. Por eso, desde el punto de vista del diseño, “necesitamos un patrón distinto para cada canal, pero a la vez que todos estos estén conectados a lo largo de toda la cadena digital para ofrecer una experiencia completa”.
Por supuesto, a un diseñador, pero no a uno cualquiera. “Necesitas a alguien que tenga un punto de vista más estratégico, pero al que tampoco le importe pasar rápido al prototipado y la formalización”, indica Anxo López de BBVA. El experto señala que, además de calidad y brillo en la ejecución, es imprescindible que “te ayude a explorar”. Eso te genera eficiencia, te ahorra tiempos y te garantiza que sea factible.
Incluso partiendo de una buena idea, el diseño puede ahorrarte mucho dinero y mucho esfuerzo. “Es mejor diseñar algo y ver si, aunque no funcione todavía, tiene sentido y valor para los usuarios, que estar un montón de tiempo desarrollando y al lanzarlo darte cuenta de que no tiene sentido. Diseñar lleva menos tiempo que desarrollar”, garantiza López.
Sobre todo, los tres expertos coinciden, en que la base de todo es tener clara la idea. Como resume Brian Farrell de Far Co: “Debes tener un propósito de marca muy fuerte, ser consciente de tus valores, definir cuáles son y por qué existen, tener claro qué le vas a ofrecer al mundo y comunicarlo con experiencias y contenidos alrededor del diseño de tu producto”. Y no apagar la bombilla.