El Gobierno chileno lideró una iniciativa para convertir al país en un referente innovador hace más de una década. Ese impulso y el trabajo de muchos emprendedores con mirada internacional han sido claves para conseguirlo. Aunque quedan retos por delante, en Santiago de Chile despuntan ya ‘startups’ de todos los ámbitos, desde la minería al ‘fintech’.
«El atractivo de Chilecon Valley». Hace una década, ‘The Economist’ titulaba con esas palabras un artículo que describía el potencial del país latinoamericano para convertirse en un ecosistema de innovación comparable al valle del silicio. Otros medios e instituciones también popularizaron ese sobrenombre desde entonces. Alababan un rasgo principal: la capacidad de captación de talento internacional en Santiago de Chile y sus alrededores.
La apertura al exterior partió de la propia Administración pública. En 2010, la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) creó la aceleradora Start-Up Chile, con sede en la capital. Seleccionaba principalmente a emprendedores extranjeros y les proporcionaba apoyo económico, sin entrar en su accionariado, y facilidades para quedarse. ¿La contraprestación? Participar en actividades de apoyo para el crecimiento del ‘hub’. Desde el comienzo, 2.200 ‘startups’ de 88 nacionalidades han recibido el apoyo de Start-Up Chile.
«La política pública ha influido mucho atrayendo primero talento internacional y ampliándose a los chilenos después. El ecosistema lleva diez años de maduración y los unicornios ayudan a crear un efecto multiplicador», afirma Mariana Poblete, gerente de Selección y Crecimiento en Endeavor Chile, organización global que ofrece acceso al mercado, talento y capital a los emprendedores. Con su ayuda y la de otros expertos, analizamos cómo ha evolucionado el ‘hub’ de innovación del alargado país en esta última década, con foco en su capital.
Con casi siete millones de habitantes, más de un tercio del total nacional, Santiago de Chile es el principal ecosistema de innovación del país y el cuarto por importancia en América Latina, según StartupBlink: Ciudad de México, São Paulo y Buenos Aires van por delante. En esta urbe flanqueada por los Andes han nacido compañías tecnológicas que han alcanzado el éxito, como Cornershop, una ‘app’ de reparto a domicilio adquirida por Uber.
También galopan por ella dos unicornios (empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares antes de salir a bolsa) desde hace poco. Son la ‘insurtech’ Betterfly, que proporciona beneficios de bienestar a empresas, y la ‘foodtech’ NotCo, que produce alimentos de origen vegetal gracias a inteligencia artificial como alternativa a la carne.
Cornershop, Betterfly y NotCo tienen un rasgo en común: han expandido su negocio a otros países de la región, un ingrediente imprescindible para que las ‘startups’ santiaguinas escalen. «Es un mercado pequeño en comparación con otros países latinoamericanos y los emprendedores tienen que pensar fuera de Chile para escalar», subraya Poblete.
Además, los dos unicornios han recibido el apoyo de Start-Up Chile, la mencionada iniciativa pública, que sigue vigente y potencia ahora a las mujeres del ecosistema. También existen facilidades institucionales para los emprendedores, como la posibilidad de crear empresas en un día, y varias aceleradoras privadas en la capital para propulsar proyectos.
«La combinación de políticas públicas, la reducción de burocracia, la capacitación de los emprendedores y el incremento del interés inversor hacen que estemos recogiendo los frutos de la siembra», resume Martin Cook, gerente de Desarrollo Comercial de Forum, compañía especializada en financiamiento automotriz propiedad de BBVA, y profesor de innovación en la Universidad de Chile.
La inversión en fondos de capital riesgo corrobora su afirmación: pasó de 160 millones de dólares en 2020 a casi 3.000 en 2021, según datos de la Asociación Chilena de Venture Capital. El valor medio de las inversiones superó los 12 millones de dólares, una muestra del crecimiento de las ‘startups’, y en el 57% de las transacciones participaron fondos extranjeros. «Los emprendedores chilenos están bien valorados por su compromiso, son muy profesionales y luchan por hacer bien las cosas más allá de sus fronteras», valora Poblete, de Endeavor.
La red de apoyo a los emprendedores que ha tejido Chile no beneficia a un único sector: la reciente selección de 100 ‘startups’ chilenas destacadas de ‘Forbes’ recoge proyectos de todos los ámbitos, la mayoría en la capital y casi la mitad apoyados por Corfo. En el sector primario, hay numerosas ‘startups agrotech’, una de las tendencias tecnológicas para BBVA Open Innovation. Entre ellas, Done Properly, que desarrolla ingredientes por biofermentación, F4F, que produce alimentos sostenibles y Kran, que aplica tecnología de nanoburbujas a la agricultura.
En el secundario, destaca la innovación minera, un sector muy relevante en el norte del país: es el principal productor de cobre del mundo y el segundo de litio, mineral clave para la fabricación de dispositivos electrónicos. En este ámbito, han nacido proyectos santiaguinos como Indimin, que aplica la inteligencia artificial, y Ceibo, que busca la sostenibilidad.
Por su parte, en el terciario hay presencia de ‘startups edtech’, logística o ‘retail’. También proyectos ‘fintech’, con casi 180 según Finnovista. Uno de ellos es Buda.com, una plataforma de criptomonedas creada en la capital en 2015, participante en un reciente BBVA Open Talks sobre el futuro del dinero e incluida en la lista de ‘Forbes’. «Cuando descubrí bitcoin, me quedó claro que existía la posibilidad de ofrecer una forma de dinero más rápida y eficiente y que una moneda descentralizada podría alcanzar el equilibrio social», asegura Guillermo Torrealba, CEO de Buda.com.
Tras recibir financiación de Corfo, Buda.com creció con inversión privada. Ahora, tiene presencia en Colombia, México y Perú, cuenta con un equipo de 100 personas y atrae a más de 500.000 usuarios. Torrealba asegura: «En Chile es muy fácil empezar un negocio y los emprendedores chilenos son valientes, saben que necesitan salir rápido».
Otra ‘startup’ ligada al sector financiero es Autocred, dedicada a facilitar la compraventa de vehículos usados y en la que ha invertido Forum, compañía de BBVA. «Autocred ofrece a las personas que compran y venden automóviles la transferencia del dominio del vehículo, la alternativa de financiación apoyada por Forum, el seguro automotriz y el TAG, un dispositivo que te permite circular por autopistas», detalla Cook, de Forum.
Pese al buen estado de la innovación en Santiago de Chile, al ecosistema aún tiene desafíos por delante, como recogen Endeavor y los expertos consultados:
Los emprendedores chilenos afrontarán estos y otros desafíos, pero el futuro es prometedor. «En esta etapa comienza el ciclo virtuoso, muchos jóvenes emprendedores miran a los unicornios chilenos y los próximos diez años serán muy fructíferos en innovación y emprendimiento», pronostica Cook. Una década después de que Chilecon Valley recibiera su nombre, Santiago de Chile coge aire para seguir subiendo escalones en la innovación.