El sector ‘new space’ o ‘spacetech’, conforma un cosmos de startups que innovan en la industria aeroespacial en plena expansión. Identificada por BBVA Spark como una de las tendencias tecnológicas de 2023, ha avanzado hasta alcanzar nuevos límites que hacen a la humanidad soñar con viajar a la Luna o Marte, imaginar un mundo profundamente conectado u obtener minerales del espacio profundo.
A lo largo de su historia, la humanidad ha mirado a las estrellas para encontrar respuestas. En 1609, Galileo Galilei presentó su propio telescopio, con el que pudo observar que Júpiter estaba rodeado de lunas y formaba un sistema parecido al solar. El descubrimiento le permitió poner en duda que la Tierra se situara en el centro del universo. Cuatro siglos después, mirar al cielo continúa siendo una fuente de inspiración para innovar y el emprendimiento aeroespacial ha adquirido una nueva dimensión bajo el concepto ‘new space’ o ‘spacetech’.
En esta nueva carrera espacial, existen diversas iniciativas alrededor de todo el globo que trabajan para explorar las posibilidades de la próxima frontera. En el año 2021, se creó la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), un modelo de cooperación regional con cometidos como «la exploración y explotación de la Luna, así como otros cuerpos celestes». En el Viejo Continente, la Agencia Espacial Europea (ESA) también trabaja para desarrollar, entre otros propósitos, «la dimensión comercial de las actividades espaciales en pro de una Europa verde y digital», como establece en su Agenda 2025.
«El sector espacial vive un cambio de era a través del ‘new space’, que no es más que la transformación del espacio en un entorno comercial. Hasta hace poco tan solo unas pocas instituciones como la NASA tenían acceso, pero ahora, gracias al abaratamiento de los costes de producción se ha abierto la posibilidad de que muchas más empresas empiecen a crear modelos de negocio en el espacio», asegura Sara Correyero, cofundadora de Ienai Space. Esta empresa española es un ejemplo de ello: desarrolla módulos de propulsión eléctrica para pequeños satélites.
Ienai Space forma parte de una nueva constelación de empresas ‘new space’ como PLD Space o Fossa Systems. Un espacio profundo donde las compañías se dividen en dos segmentos según las aplicaciones desarrolladas.
En la actualidad, hablar de ‘new space’ supone imaginar un futuro propio de la ciencia ficción, sobre todo, cuando se alude a campos como la minería o el turismo espacial. Sin embargo, la realidad es que ya hay avances que cristalizan en casos prácticos enfocados en mejorar la vida de personas y empresas.
«Nosotros entendemos el sector espacial como una industria de infraestructuras que, por ejemplo, permite a los seres humanos tener cobertura para ver Netflix en su móvil en cualquier lugar», explica Raúl Verdú, Chief Business Development Officer (CBDO) de PLD Space. La compañía se encuentra en proceso de realizar el vuelo experimental del demostrador tecnológico MIURA 1 durante el mes de mayo y ya ha iniciado el desarrollo de MIURA 5, el modelo de lanzador con el que PLD Space prevé iniciar su actividad comercial a lo largo de 2025.
En esta atmósfera emprendedora e innovadora también se encuentra Fossa Systems. Esta compañía española, la que cuenta en la actualidad con mayor número de satélites en órbita, está especializada en proporcionar tecnología IoT (internet de las cosas, por sus siglas en inglés), y trabaja para mejorar la conectividad en industrias ‘agrotech’ o de logística. Su cofundador, Julián Fernández, coincide con Verdú en que la industria espacial está presente en tecnologías e infraestructuras que utilizamos desde hace décadas, como los GPS o los sistemas de meteorología.
También existen otras aplicaciones destacadas de la industria aeroespacial, como las que se abren en el sector ‘insurtech’. Startups como Descartes ofrecen, a través de un enfoque basado en datos recogidos por tecnología satelital, nuevos servicios para ayudar a empresas y gobiernos a protegerse frente a catástrofes naturales y otros riesgos emergentes. La tecnología aeroespacial también está al servicio de la industria ‘agrotech’: la startup Kilimo, por ejemplo, permite a los agricultores recibir recomendaciones de riego en base a datos meteorológicos y satelitales. «El espacio tiene una gran ventaja: ofrece un punto de vista privilegiado sobre el planeta», resume Julián Fernández, de Fossa Systems.
El auge del sector ‘spacetech’ se observa en las cifras estratosféricas de inversión. En el primer trimestre de 2023, las operaciones alcanzaron los 12.000 millones de euros, según el informe ‘Generation Space Index’, elaborado por Seraphim Space. En el último trimestre de 2022, la cifra era considerablemente inferior (algo menos de 9.000 millones de euros). Por su parte, en Europa el valor de la industria ‘spacetech’ ha crecido hasta los 25 billones de euros entre 2010 y 2022.
Pero prosperar en esta industria no es una labor sencilla. Raúl Verdú, de PLD Space, sostiene que una de las claves para avanzar en este mercado es la creación de un modelo de negocio estable, en lugar de centrarse únicamente en el avance tecnológico. «Es imprescindible conocer cuáles son los costes del negocio y cuáles son los riesgos. Normalmente, estos emprendimientos nacen por una inquietud tecnológica, pero eso hay que traducirlo en ofrecer un servicio útil», afirma Verdú. Recabar apoyos y fomentar conexiones con instituciones son por eso fundamentales a su juicio.
Por su parte, Julián Fernández, cofundador de Fossa Systems, ve necesaria la combinación de dos factores para que este tipo de proyectos avancen: «Contar con un perfil técnico que entienda la tecnología con la que trabajas y tener acceso a capital para desarrollar el proyecto». Sara Correyero, de Ienai Space, también considera fundamental fomentar la atracción de nuevo capital. «A pesar de desarrollar una tecnología ganadora, competimos con empresas que están financiadas muy por encima [de nosotros]», afirma. «Hay que subirse al tren [de la inversión] porque es un sector con tantas oportunidades que es impredecible hasta dónde va a llegar «.
A pesar de estas barreras, Correyero es una de las muestras de las posibilidades que existen para apoyar este sector. Con un equipo de 15 personas, desarrollaron su sistema de propulsión para nanosatélites en dos meses para maniobrarlos en órbita. «Fue un momento apasionante, pero también de mucho estrés: cada mañana había un reto diferente». El equipo logró sobreponerse a las dificultades y, en octubre de 2022, su sistema alcanzó el espacio a bordo del microlanzador Alpha, de la empresa Firefly.
El potencial del sector ‘spacetech’ aventura el impulso a nuevos mercados como el turismo espacial, un mercado que se espera que aumente hasta los 11.000 millones de dólares para el año 2023.
Las posibilidades son infinitas. «Hace unos años, cuando apareció Internet, nos preguntábamos qué íbamos a poder hacer», reflexiona Raúl Verdú, de PLD Space. «Hoy nos encontramos en un punto similar en el ‘spacetech’, pero, más allá de pensar en viajar a Marte, su evolución nos permitirá avanzar hacia un futuro conectado a velocidades que no podemos imaginar e incluso en lugares inaccesibles, como debajo del mar». Hasta que viajemos al planeta rojo o naveguemos por internet a velocidades insospechadas, la industria ‘new space’ continuará explorando el espacio gracias a los emprendedores.