«Debemos tener la mente abierta respecto a la inteligencia artificial»

La vuelta al cole ya no es lo que era. La educación se moderniza con la penetración de las nuevas tecnologías en el aula y la aparición de toda clase de plataformas digitales para facilitar el aprendizaje, fruto del emprendimiento ‘edtech’. Un sector cuya relevancia se refleja en las cifras: con una tasa compuesta anual del 18,3%, el mercado global de la tecnología educativa podría aumentar su valor de los 133.550 millones de dólares en 2023 a los 433.170 millones de dólares para el 2030.

El impacto del ‘edtech’ no va ligado únicamente a la innovación tecnológica, sino también a nivel de negocio. Este es el caso de ODILO, conocida como el «Netflix de la educación», si bien esta comparación no llega a abarcar todas las verticales de esta empresa nacida en Cartagena en 2011. Hoy es el mayor agregador de contenidos educativos del mundo, y ofrece además herramientas para crear, difundir y medir el impacto de experiencias de aprendizaje personalizadas.

Como compañía, su visión es clara: «Todo el mundo debería tener las mismas oportunidades en cuanto a educación y formación», detalla el responsable de desarrollo de negocio de ODILO, Alberto Abel.

¿Cómo fueron los comienzos de ODILO? ¿Qué crecimiento ha experimentado la empresa?

ODILO nació como un proyecto para digitalizar bibliotecas, pero ha ido evolucionando con los años. A día de hoy, creamos Ecosistemas de Aprendizaje ilimitados para todo tipo de organizaciones e instituciones: colegios y universidades, tanto públicos como privados, escuelas de negocios… También trabajamos en el ámbito corporativo, en programas de desarrollo personal y profesional para empleados y ‘managers’, apoyando a Recursos Humanos en una apuesta tan importante como es la formación. Además, creamos Ecosistemas de Aprendizaje para la Administración, por ejemplo, en proyectos de digitalización de competencias. Nuestra misión como compañía es que cualquier persona de cualquier organización pueda llegar a ser su mejor versión, de una manera eficiente  y que aporte valor.

Actualmente damos servicio a más de 170 millones de usuarios en todo el mundo, a más de 8.000 organizaciones académicas, empresas o administraciones públicas; y tenemos acuerdos globales con más de 6.300 proveedores de contenido. Tenemos una presencia muy fuerte en España y en América Latina, y en varios países de África, el sureste asiático y Europa.

¿Qué valor diferencial ofrece a los clientes la propuesta de ‘Digital Content as a Service’ de ODILO frente a otras soluciones de ‘e-learning’? ¿Cómo os apoyáis en la tecnología para impulsar la personalización y la escalabilidad de los contenidos e itinerarios formativos?

Tenemos tres grandes áreas: contenidos, tecnología y servicios. A nivel de contenidos, contamos con más de cuatro millones de recursos entre ‘ebooks’, cursos, pódcast, audiolibros, resúmenes, vídeos, etc. Es una parte muy importante de nuestra propuesta de valor. Y si una organización genera su propio contenido, también lo puede subir a la plataforma. Además, tenemos un equipo de Learning Factory que se encarga de crear cursos a medida donde hay interés. Por ejemplo, ahora hay una gran demanda de temas de inteligencia artificial con el uso de ChatGPT o los modelos de lenguaje.

El segundo pilar es la tecnología, que no es solo la plataforma (la web o la ‘app’ donde puedes tener todo ese contenido en la palma de tu mano), sino que además somos capaces de proporcionar datos agregados sobre el comportamiento del estudiante. También utilizamos inteligencia artificial para adaptarnos al ritual de aprendizaje del usuario, proponiendo recursos en áreas, formatos e idiomas que realmente se adaptan a su ritmo.

En cuanto a servicios, tenemos un equipo de especialistas que ofrece consultoría, así como equipos de ‘growth’ que ayudan a crear y a activar campañas para movilizar el contenido e incentivar al usuario. Buscamos al final que la experiencia sea atractiva, y alcanzar el objetivo que tienen todas las organizaciones y que nosotros compartimos: incrementar el número de horas de aprendizaje y la calidad.

ODILO se ha adherido al Pacto Mundial y está acreditada en varios Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, entre ellos el ODS 4, educación de calidad. ¿De qué manera soluciones como ODILO contribuyen a impulsar una educación más inclusiva y accesible?

El hecho de tener contenido multiformato ya elimina muchísimas barreras; por ejemplo, puedes escuchar pódcast si tienes problemas de visión. Además, en nuestra plataforma incorporamos ciertas funcionalidades como el ‘software’ Open Dislexia [que permite utilizar una tipografía especialmente diseñada para facilitar la lectura a personas con dislexia] o tecnología ‘text-to-speech’ para escuchar textos en forma de audio, que también permite transcribir vídeos. Trabajamos en muchos proyectos en los que la inclusión es muy importante, y queremos llegar al mayor número de usuarios posible.

En 2022, ODILO cerró una ronda de financiación de 60 millones de euros, la mayor hasta el momento de una ‘edtech’ en España. ¿Qué interés inversor despierta el sector, y cómo ha evolucionado a lo largo de los años?

Todavía queda muchísimo por recorrer en el sector de la educación y su intersección con la tecnología. Hay grandes ‘players’, pero también muchos actores tradicionales que se están adaptando a los nuevos tiempos. La pandemia ha ayudado mucho a dar visibilidad a la tecnología y a las demandas de los usuarios, a darnos cuenta de que la educación no tiene por qué ser siempre en papel, pero tampoco debería ser 100% digital, y superar esa barrera mental en torno a un modelo híbrido.

Esto está abriendo muchísimas puertas para ideas innovadoras y, por supuesto, hay muchos inversores que lo están viendo. En el caso de ODILO, el valor más importante que aportamos a los inversores y sobre todo a la sociedad es que, por un lado, somos multivertical, con un producto capaz de adaptarse a las necesidades de cualquier persona. Y, por otro lado, tenemos una ventaja competitiva a nivel de contenidos al ser un gran agregador, lo que permite a las organizaciones proporcionar el mejor contenido disponible a sus usuarios.

BBVA Spark identificó entre las tendencias tecnológicas más destacadas del 2023 a la inteligencia artificial generativa, una tecnología con el potencial de tener un gran impacto (para bien o para mal) en el sector educativo. ¿Cómo crees que esta u otras tecnologías cambiarán el futuro de la educación?

La inteligencia artificial nos va a afectar a todos los niveles. Los profesores van a aprender sobre ella para transmitir ese conocimiento, y la propia inteligencia artificial se va a saltar en algunos casos incluso al formador para llegar al usuario.  En cualquier caso, lo vemos como algo para lo que debemos tener la mente abierta. La tecnología siempre ha causado disrupciones; pienso en el caso de la imprenta, una innovación que ayudó muchísimo a la propagación del conocimiento y que seguramente muchos en su día verían con reticencia. Tenemos que abrazar este cambio y adaptarnos a él.

A nivel de contenido, vamos hacia un mundo en el que cualquier persona puede ser creador y formar. Ahí el reto va a estar en cómo identificar la calidad de esa formación, a través de reseñas que construyan una reputación, el alcance que tenga, y certificaciones que avalen ese sello de calidad. La tecnología también juega un papel muy importante para poder separar el grano de la paja.

Si tuvieras que dar un consejo a otros emprendedores que se estén planteando lanzar su propio proyecto, ¿cuál sería?

Entender muy bien la necesidad antes de desarrollar una solución. Lo que necesitas es entender el problema; enamorarte, obsesionarte con el problema.