Antes de comenzar su proyecto, los emprendedores analizan diferentes variables para asegurarse que su proyecto puede escalar y tener éxito en el mercado. Para ayudar en esta labor es posible recurrir a fórmulas como el estudio de viabilidad, un paso previo a la validación de la idea de negocio que permite obtener una visión nítida del proyecto mediante el análisis de los aspectos técnicos y económicos.
Como si de una ecuación matemática se tratase, los emprendedores también buscan despejar las incógnitas que rodean sus proyectos para asegurar que su propuesta tiene cabida en el mercado. Además de recurrir a indicadores como el ‘runway’, una de las fórmulas empleadas para ello son los estudios de viabilidad, es decir, la evaluación de un proyecto, plan o sistema para conocer si su realización es posible técnica y financieramente y entender si el modelo de negocio puede llevarse a cabo. En definitiva, saber si el proyecto es factible dentro del coste estimado.
Existen varios motivos para que los emprendedores lleven a cabo un estudio de viabilidad:
Para realizar un estudio de viabilidad es imprescindible conocer las cuatro esferas que lo componen:
A la hora de desarrollar un estudio de viabilidad existen varios factores que se deben tener presentes para asegurar su adecuada ejecución.
Teniendo en cuenta la clasificación del estudio de viabilidad y los componentes que lo integran, hay varios pasos que se pueden seguir para llevar a cabo un estudio de viabilidad.
Consiste en dibujar de manera específica los servicios que están previstos ofrecer, cuáles son sus características únicas y qué mercado va a atender. Como ayuda para realizar este esquema es posible formular dos preguntas:
En este primer paso también conviene esclarecer aquellos obstáculos que la empresa de alto crecimiento se va a encontrar y que pueden determinar su evolución. Si se prevé que el capital necesario no va a estar disponible o existen factores de riesgo que pueden impedir una comercialización óptima del servicio, es complicado que el proyecto salga adelante.
Se trata de un paso clave en la elaboración de un estudio de viabilidad, ya que permitirá entender su dimensión y realizar una proyección realista de los ingresos y ventas.
Para ello, se deben tener en cuenta algunas variables:
Para plasmar los resultados obtenidos en el estudio de mercado se procede a la elaboración de un ‘business case‘, una propuesta para llevar a cabo una nueva estrategia y que describe las necesidades comerciales y los beneficios que la empresa obtendrá al aprovechar una oportunidad . A través de este modelo, el emprendedor podrá realizar una estructura de costes y ventas con el que podrá obtener un número mínimo de inversión. De esta forma, los emprendedores podrán entender si será posible cubrir costes.
Es el punto donde se determina la viabilidad técnica y los costes de la puesta en marcha del proyecto y de explotación, así como las inversiones fijas. Para realizar un plan detallado es conveniente tener en cuenta los siguientes aspectos:
Consiste en llevar a cabo un punto de control. Para ello, es conveniente revisar la cuenta de resultados prevista y compararla con el retorno de la inversión esperado. Además, es recomendable considerar si es posible que se produzcan cambios relevantes en el mercado que puedan alterar previsiones.
Una vez seguidos los pasos anteriores, el emprendedor tendrá una fotografía completa con indicadores sobre si debe continuar con su proyecto. Si el estudio indica que es posible obtener los ingresos mínimos esperados y tiene potencial de desarrollo.
A la hora de afrontar su futuro, llevar a cabo este tipo de análisis sirve a las startups una oportunidad ideal para comprobar que la solución desarrollada tendrá aceptación en el mercado y que cuenta con el potencial para evolucionar y saltar a otras geografías. En definitiva, contar con la mayor visibilidad para cerciorarse que su propuesta alcance el éxito.