La búsqueda de financiación es uno de los principales retos de todo emprendedor, aunque puede resultar en una dilución de la participación en la empresa. Opciones de acceso a capital como el ‘venture debt’, los ‘growth loans’ y otras formas de deuda proporcionan una alternativa no dilutiva a los fundadores.
A la hora de poner en marcha su proyecto, los emprendedores pueden recurrir a sus propios ahorros, contar con el apoyo de ‘family, friends and fools’, es decir, familiares y amigos; optar a premios a la innovación o acceder a diversas subvenciones e incentivos, como préstamos a fondo perdido o créditos fiscales. Pero, para hacer crecer su negocio, deberán recurrir más temprano que tarde a capital privado y plantearse entonces una cuestión fundamental: dilución o no dilución.
Algunas de las opciones de financiación tradicionales para una startup implican una dilución de la propiedad sobre esta de sus fundadores, con la entrada nuevos inversores y socios que consiguen una participación en la empresa. Es el caso de los ‘business angels’, los fondos de capital de riesgo, el ‘corporate venture capital‘ o la fórmula de financiación colectiva del ‘crowdequity’, que permite a múltiples inversores convertirse en accionistas de una empresa a cambio de la aportación de capital.
Por el contrario, los modelos de deuda suponen oportunidades de financiación no dilutiva. Una fórmula que ofrecen tanto organismos públicos como privados y que ha evolucionado en los últimos años para adaptarse a las necesidades de los emprendedores, como en el caso de los ‘growth loans‘, una solución desarrollada por BBVA Spark enfocada a scaleups en fases avanzadas de desarrollo. Además, otras modalidades de préstamos y líneas de crédito como la financiación colectiva, basada en resultados o el ‘factoring’ permiten a los emprendedores ampliar su liquidez y conservar al mismo tiempo las riendas de su empresa.
Además de fondos propios, subvenciones y apoyo económico de su entorno, los emprendedores disponen de soluciones cada vez más sofisticadas que les permiten acceder a financiación sin renunciar a su participación accionarial:
Además, muchos modelos de financiación no dilutiva están diseñados especialmente para startups y scaleups, por lo que incorporan ventajas para fomentar el emprendimiento como inversión sobre objetivos, pagos asociados a los ingresos de la empresa, condiciones menos estrictas para acceder a financiación, y valoraciones o ‘due diligence’ de las compañías que tienen en cuenta la etapa de crecimiento en que se encuentran.
El acceso a financiación continúa siendo uno de los mayores obstáculos que salvar en la carrera emprendedora. Según el Global Entrepreneurship Monitor 2022-2023 (GEM España), la mayoría de los emprendedores inician sus proyectos con pocos fondos, por lo general propios (lo que se conoce como ‘bootstrapping’): en promedio, los ahorros personales de los emprendedores españoles suponen más del 50% del capital de arranque. Además, los problemas para obtener financiación estuvieron detrás del 8,7% de instancias de abandono de la actividad empresarial en España en 2022.
La caída de la inversión de capital riesgo agrava la dificultad de acceder a financiación: el descenso ha sido del 46% en el primer semestre de 2023 con respecto al mismo período del año anterior, según datos de SpainCap, la patronal española de fondos de ‘venture capital’ y ‘private equity’. El capital riesgo conlleva también, como hemos visto, la dilución de la participación de los emprendedores en su propio proyecto. Por eso, la accesibilidad y flexibilidad de la financiación no dilutiva, sumadas a la gran baza de retener la propiedad y el control estratégico sobre la empresa, las convierten en soluciones idóneas para muchos emprendedores.