Gestión de tesorería de una empresa: ¿qué es y cómo gestionarla?

La gestión de tesorería es el procedimiento fundamental para administrar la liquidez de una compañía. Mediante este proceso se monitorizan los flujos de caja, lo que permite reducir los costes y optimizar los recursos financieros para lograr los objetivos empresariales al tiempo que se minimiza la exposición al riesgo.

La gestión de tesorería de una empresa abarca el conjunto de actividades y procesos que involucran el manejo, monitoreo y control de los flujos de efectivo y otros instrumentos financieros dentro de la organización. El objetivo principal de la gestión de tesorería es asegurar que la empresa tenga suficientes recursos financieros para cumplir con sus obligaciones y operaciones diarias de manera eficiente. En el entorno dinámico del ecosistema emprendedor, la gestión de tesorería emerge como piedra angular de las finanzas de cualquier startup.

Reducir gastos de manera eficiente, explorar estrategias para aumentar la eficiencia operativa y considerar nuevas fuentes de financiación son tareas clave en el funcionamiento diario de las startups. Son prácticas comunes para extender el ‘runway’, que en esencia representa el horizonte temporal durante el cual la empresa puede mantener sus operaciones con la liquidez actual. La gestión efectiva de la tesorería es la herramienta principal para ampliar este horizonte temporal.

Importancia y elementos fundamentales de la gestión de tesorería

La liquidez es a la empresa lo que la sangre al cuerpo humano y las startups no son la excepción. Por eso, la gestión de tesorería desempeña un papel tan importante en la planificación y gestión financiera. Estas son sus principales funciones:

  • Previsión de efectivo. Se erige como la columna vertebral de la gestión de tesorería. Al proyectar los flujos de efectivo futuros, se puede anticipar posibles desafíos financieros y prepararse para ellos. Esta herramienta estratégica permite tomar decisiones informadas sobre inversiones, gastos y financiación.
  • Control de efectivo. La gestión eficiente de cuentas por pagar y cuentas por cobrar es esencial para mantener un flujo de efectivo saludable.
  • Gestión de la liquidez. La gestión de tesorería implica tomar decisiones inteligentes sobre cómo invertir los excedentes de efectivo a corto plazo y evaluar opciones de inversión. Estar preparado para oportunidades estratégicas o enfrentar situaciones imprevistas puede depender en gran medida de cómo se manejen los recursos.
  • Análisis de riesgos. La gestión de tesorería implica la identificación y mitigación proactiva de riesgos relacionados con tasas de interés, tipos de cambio y otros factores externos. Estar preparado para la volatilidad financiera es esencial para mantener la estabilidad y la continuidad operativa.
  • Estructura de capital. A la hora de decidir cómo financiar el negocio, la gestión de tesorería implicará la optimización de la estructura de capital, mediante la búsqueda de un equilibrio adecuado entre deuda y capital propio. El objetivo es mantener suficiente flexibilidad financiera y maximizar el retorno inversor.
  • Administración de cuentas bancarias. Mantener relaciones con bancos y proveedores de servicios financieros es importante para controlar las cuentas y gestionar los saldos, depósitos o retiradas de efectivo.
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Gestión de tesorería o ‘working capital’: diferencias importantes

Al hablar de gestión de tesorería es importante no confundirla con el ‘working capital’ o capital circulante. Ambos conceptos están relacionados con el ámbito financiero de la empresa, pero se centran en aspectos diferentes de la gestión financiera.

En común, tienen su vinculación a la liquidez y la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones financieras a corto plazo, ya que tanto la tesorería como el capital circulante buscan optimizar los recursos financieros.

Aunque los dos sean buenos termómetros para evaluar el estado de las finanzas del negocio, la gestión de tesorería se centra en la administración de los flujos de efectivo y la toma de decisiones operativas diarias, mientras que el ‘working capital’ es una métrica que abarca un contexto más amplio, puesto que evalúa la eficiencia en la gestión de los recursos circulantes de la empresa.

Además, la tesorería se enfoca en manejar los activos líquidos, como el efectivo, pero el ‘working capital’ tiene en cuenta tanto los activos como los pasivos, evaluando cómo la empresa utiliza sus activos para financiar operaciones y cubrir obligaciones.

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Claves para mejorar la gestión de tesorería

Existen algunas recomendaciones para optimizar la gestión de tesorería y utilizar la liquidez a favor de los objetivos marcados:

  • Estimación de ingresos y gastos. Se recomienda realizar una previsión de efectivo detallada que abarque un año, estimando ingresos y gastos mensuales para identificar patrones y necesidades.
  • Control de cobros y pagos. Es importante monitorizar los cobros, así como estar al día de las obligaciones financieras y condiciones de pago. Negociar plazos de pago favorables con proveedores y garantizar que los clientes cumplan con sus obligaciones a tiempo son estrategias que pueden marcar la diferencia en la tesorería.
  • Tecnología. Utilizar herramientas y ‘software’ de gestión financiera ayudará a automatizar procesos, realizar un seguimiento en tiempo real y simplificar tareas administrativas. Esto puede mejorar la eficiencia y reducir errores.
  • Gestión de inventario y política de gastos. Evitar excedentes innecesarios y minimizar los costes en este sentido, permitirá liberar capital para afrontar necesidades más importantes.
  • Fuentes de financiación. Explorar diversas opciones de financiación ayudará a reducir el riesgo y obtener flexibilidad financiera.
  • Monitorización continua. Analizar los riesgos de manera constante y realizar un seguimiento de los indicadores de rendimiento financieros debe formar parte del trabajo diario de la gestión de tesorería para ajustar la estrategia cuando sea necesario.
  • Planificación de contingencias. Los planes de contingencia mitigarán el impacto de situaciones imprevistas, como caídas de las ventas o costes inesperados. En este sentido, será importante crear provisiones por impagos.

Desde la previsión de efectivo hasta la toma de decisiones estratégicas sobre inversiones y financiación, cada aspecto de la gestión de tesorería contribuye a la salud financiera general de una startup. En última instancia, esta vía para gestionar la liquidez puede ser el as en la manga que ayude a sobrevivir en el mercado emprendedor.

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