Compañías industriales, energéticas o agrarias ya perciben los beneficios de los dispositivos conectados, que incluso ayudan a concebir espacios de trabajo inteligentes. Combinado con otras tecnologías y en el marco de una estrategia clara, el internet de las cosas (IoT) mejora el día a día empresarial gracias a las soluciones de ‘startups’ especializadas.
Comienza la jornada laboral. Los profesionales que llegan a la compañía en vehículos privados aparcan fácilmente gracias a la información automática sobre las plazas disponibles. Tras recibir el visto bueno de un sistema de reconocimiento biométrico, acceden al edificio, que supervisa su seguridad y ajusta los parámetros de iluminación y climatización. Esta hipotética escena es una realidad cotidiana para algunas empresas gracias al internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés).
Del potencial de esta tecnología, que facilita la conexión entre dispositivos para el intercambio de información, se habla desde hace tiempo: Gartner la calificó como tendencia de alto impacto ya en 2011. ¿Por qué acapara menos titulares últimamente y cómo se está integrando en las compañías desde que sus siglas se popularizaran? «En 2015 sonaba mucho porque era un mercado muy incipiente. La inversión creció mucho después y ahora es una tecnología más establecida que otras menos explotadas y de las que se habla más», justifica Jorge Trincado, CEO de Thinger.io, una plataforma de código abierto para desarrollar proyectos IoT.
Pese a que muchas compañías se han sumado a esta tendencia progresivamente desde que saltó a la palestra, aún hay margen para su adopción en el ámbito corporativo. El IoT no se ha implantado tan rápido como se esperaba hasta ahora, según la consultora McKinsey. En España, solo el 22,8% de las compañías de 10 o más empleados y el 11,3% de las restantes cuenta con estos dispositivos. A juicio de Trincado, su elevado coste y la necesidad de desarrollar pruebas para testar su potencial ralentizaron su adopción, pero el mercado de ‘hardware’ «ha crecido y reducido los precios» y los proyectos actuales «son maduros y fácilmente replicables».
Por ello, el despliegue del IoT continuará creciendo en los próximos años. McKinsey estima que generó un valor de 1,6 billones de dólares a nivel mundial en 2020 (unos 1,5 billones de euros) y alcanzará entre 5,5 y 12,6 billones de dólares (5,2 y 12 billones de euros) en 2030. Al hilo del reciente InnovaHome Festival organizado por BBVA Open Innovation sobre esta tecnología, conectamos con emprendedores especializados para conocer los beneficios que aporta a las empresas que la han incorporado y las buenas prácticas a seguir para que el resto puedan incorporarla ahora.
Contar con sensores, ‘wearables’ o ‘smartphones’ es solo el primer paso. «El IoT es una pieza dentro de un ecosistema tecnológico. Lo importante no es que produzcas datos, sino qué haces con ellos: analítica de datos e inteligencia artificial van de la mano», asegura Trincado. Además, el grado de implantación y los usos concretos de esas tecnologías combinadas difieren en cada sector.
Transformar los productos que comercializan en dispositivos conectados puede tener otra finalidad para muchas empresas: predecir los deseos de los usuarios. «Cafeteras, microondas o neveras obtendrán información anonimizada sobre cuándo y cómo los usamos o qué dispositivos hay alrededor y el ‘marketing’ se adelantará a lo que necesitamos», augura Trincado. Garantizar la privacidad de la información personal es fundamental en este escenario: la Agencia Española de Protección de Datos avisa de la importancia de que las compañías identifiquen y gestionen los riesgos del tratamiento de datos personales.
Los profesionales también pueden beneficiarse de la adopción del IoT en su puesto de trabajo. «Las oficinas tradicionales pueden convertirse en ‘smart offices’ para apoyar la colaboración entre equipos, generar espacios más flexibles y cuidar el medioambiente», enumera Marcos Andrade, de Myadtech. De hecho, un 42,1% de las compañías españolas utilizan medidores, lámparas y termostatos inteligentes que contribuyen a la eficiencia energética.
“Las oficinas tradicionales pueden convertirse en ‘smart offices’ para cuidar el medioambiente”
Algunas empresas ofrecen soluciones integradas para este entorno, como Metrikus, que monitoriza la ocupación y capacidad de los espacios, la calidad del aire o el consumo energético de las oficinas. Por su parte, Telefónica ha presentado una plataforma para crear espacios inteligentes combinando varios sistemas.
Para evitar que los proyectos IoT fracasen, las compañías deben tomar nota de unas cuantas recomendaciones antes de ponerse manos a la obra.
El internet de las cosas ha demostrado que, lejos de ser una tecnología de la década pasada, genera un impacto real en las compañías y tiene un futuro prometedor por delante. El despliegue del 5G, que favorece una mayor velocidad de conexión, e incluso la combinación con el metaverso abrirán nuevas oportunidades para aprovechar al máximo los dispositivos conectados. Aunque no se repara con frecuencia en su labor silenciosa y ya no acaparan titulares, están y estarán cada vez más presentes, enlazando cada rincón de las empresas.