La innovación se abre paso en Galicia, un ecosistema emprendedor con mucho potencial

En Galicia, en algunas casas existen locales con siglos de historia donde los propietarios ofrecen el excedente del vino de su cosecha y viandas a los clientes. Son los llamados ‘furanchos’. Como para mirar hacia el futuro hay que conocer el pasado, la asociación Startup Galicia se ha inspirado en esta tradición y ha utilizado ese término para bautizar a una iniciativa dedicada a la innovación: un canal en la plataforma de comunicación corporativa Slack donde más de 900 emprendedores gallegos intercambian conocimientos de forma activa, como en una taberna virtual.

“El escenario ‘startup’ gallego necesita densidad, y la densidad nace de las relaciones entre personas. La asociación quiere ser altavoz del ecosistema y dar la máxima información a cualquiera que quiera saber sobre él”, explica Daniel Cerqueiro, presidente de Startup Galicia. Creada en 2015, esta comunidad se ha convertido en un punto de encuentro para las ‘startups’ de una región que aún tiene camino que recorrer para llegar a la dimensión de otros ecosistemas como Valencia o País Vasco, según el propio Cerqueiro.

Pese a ello, la innovación y el emprendimiento tienen un papel cada vez más importante. El reciente Regional Innovation Scoreboard, un índice realizado por la Comisión Europea, afirma que el nivel de innovación en Galicia es “moderado”, pero progresa adecuadamente: se sitúa en el puesto 156 de la Unión Europea, 34 por encima respecto a la edición de 2019, y es la octava comunidad autónoma más innovadora en España. Además, es la segunda comunidad con mayor proporción de pymes que colaboran con otros agentes de innovación, según la Fundación Cotec.

A ello se suma el impulso a la inversión en ‘startups’ gallegas, que han recaudado más de 23,6 millones de euros en los últimos 22 meses, según la información pública recopilada por Startup Galicia. Un ecosistema emprendedor en auge con rasgos propios, una amplia red de actores de apoyo y algunas ‘startups fintech’ destacadas, que tiene retos por delante.

Guldrís también enumera otras iniciativas en marcha, como el establecimiento de nuevos focos de emprendimiento sectorial sobre “logística, economía circular o industria marítima”. También el lanzamiento de siete centros de fabricación avanzada para “ofrecer una infraestructura de recursos y servicios tecnológicos a las pymes gallegas” en ámbitos como el turismo.

En el lado de la inversión, destaca XesGalicia, la gestora de fondos de la Xunta, que respalda proyectos emprendedores y ha inyectado recientemente diez millones de euros en tres grandes fondos de capital riesgo, Alma Mundi, K Fund y Kibo Ventures, para estimular la inversión en ‘startups’ gallegas. En la región también hay programas de innovación abierta promovidos por grandes empresas, como Estrella Galicia con The Hop, y eventos que reúnen al ecosistema, como Galicia Startup Congress o NOS Day.

Docuten, Coinscrap y WayApp Pay, tres ‘startups’ a seguir

Respaldadas por todas esas iniciativas de diferente índole, en Galicia han surgido distintas propuestas de empresas emergentes que han conseguido crecer en los últimos años. Un ejemplo de ello es Docuten, una firma coruñesa especializada en digitalización de procesos administrativos con 35 trabajadores y clientes como Desigual, Holaluz o Grupo Planeta y que a principios de 2020 recaudó 1,5 millones de euros. “Hace cinco años no nos parecíamos en nada, ahora tenemos una estructura de ‘startup’ y hemos abordado los retos de cómo funciona una empresa de producto”, asegura Cerqueiro, responsable de Customer Success y CMO de Docuten, además de presidente de Startup Galicia.

En el ámbito ‘fintech’, Galicia es la quinta comunidad con más ‘startups’, con un total de nueve, según un informe del Foro Económico de Galicia que propone potenciar el sector. Una de ellas es la plataforma de ahorro pontevedresa Coinscrap, que ha captado 2,2 millones de euros en una ronda de financiación reciente donde ha participado XesGalicia, promotora del proyecto desde sus comienzos. Al principio, la ‘startup’ ofrecía una ‘app’ dirigida solo a los usuarios finales para establecer objetivos financieros y reglas automáticas, como el redondeo de compras con tarjeta para transferir la diferencia a un producto de ahorro. “Descubrimos que era complicado monetizarla y pivotamos para ofrecer nuestra tecnología con marca blanca a bancos y aseguradoras”, explica su CEO, David Conde.

El cambio ha sido favorable y 17 personas forman parte ya del equipo de Coinscrap, la mayoría de ellos gallegos. De hecho, investigadores de la Universidad de Vigo han colaborado en la creación de su motor de inteligencia artificial, que categoriza las transacciones bancarias. “El talento de los programadores es muy bueno y el coste de la vida es mucho más bajo. Con el mismo salario se puede tener una mejor calidad de vida que en Madrid o Barcelona”, aprecia Conde. Pese a que la mayoría de sus clientes se encuentran en esas dos urbes, este emprendedor “no ha encontrado ningún hándicap” en la región.

Por su parte, WayApp Pay, que pasó por el Programa de Aceleración de BBVA Open Innovation, ofrece a los comercios locales una ‘app’ que integra un medio de pago, herramientas de fidelización para los clientes, como tarjetas regalo y sellos digitales que premian con la devolución de una cantidad o descuentos en próximas compras, y una nueva función de autoservicio para solicitar los productos en el establecimiento. ¿El objetivo? “Ayudar a que los pequeños comercios compitan con los gigantes ‘online’”, según Óscar Anzola, fundador y director de WayApp Pay.

Sin embargo, Anzola, que creó la ‘fintech’ en A Coruña por razones personales, afirma que no repetiría: califica al mercado como “pequeño, cerrado y monopolizado” y asegura haber encontrado en lugares como Madrid “comunidades más abiertas” a utilizar su producto.

Retos que pueden ser oportunidades

Pese a todas esas iniciativas de apoyo y ‘startups’ que despuntan, el ecosistema emprendedor gallego aún se enfrenta a desafíos. Uno de ellos es el éxodo de profesionales técnicos hacia otras zonas. “Es la pescadilla que se muerde la cola: si falta talento, se generan menos empresas y el talento no regresa”, indica Cerqueiro. Sin embargo, una palabra de origen gallegoportugués, la morriña, puede promover ese retorno en el futuro: “Los gallegos somos muy emigrantes, pero tendemos a querer volver. Si se genera el suficiente tejido, será posible”.

Otro de los retos tiene que ver con la edad. Galicia es la segunda comunidad autónoma con la población más envejecida, lo que según Guldrís puede convertirse en una oportunidad: “El envejecimiento favorece el desarrollo de la ‘silver economy‘, tanto en atención y salud como en productos y servicios específicos de consumo”.

Por último, al ecosistema gallego le faltan ‘exits’ (operaciones de desinversión por la venta de una ‘startup’ o su salida a bolsa) que permitan a los emprendedores “reinvertir, crear segundos proyectos o atraer más inversores”, y que también impulsen “un crecimiento en espiral”, en palabras de Cerqueiro.

Pese a que aún falte recorrido, los emprendedores gallegos, unidos a través de canales como Furancho Startup Galicia y arropados por las iniciativas de apoyo al ecosistema, trabajan para aprovechar las ventajas de su región y abordar sus desafíos para que la innovación gallega se quede en casa y demuestre su potencial en el panorama nacional.