‘Startups’ de diferentes sectores ya despuntan en la capital peruana, la inversión en proyectos locales se multiplica y se espera el próximo nacimiento de un unicornio que fortalezca su incipiente ecosistema. Con su perseverancia y capacidad de adaptación, los creadores de ‘startups’ sortean las carencias en el apoyo al emprendimiento de Lima.
La situación geográfica y el clima de la capital de Perú, Lima, están marcados por los contrastes. Con vistas al océano Pacífico, el agua marca el propio nombre de la ciudad (se piensa que proviene del río Rímac que la atraviesa) y la elevada humedad crea una neblina persistente. Al mismo tiempo, está asentada sobre un desierto y las precipitaciones son escasas: se dice que en Lima nunca llueve, sino que solo garúa o chispea.
El ecosistema emprendedor de esta urbe, que con sus 9,6 millones de habitantes concentra casi un tercio de la población del país andino, también mezcla rasgos de abundancia y sequía. Por una parte, Lima ya cuenta con ‘startups’ que se han expandido por la región, los inversores riegan los proyectos emergentes con cada vez más financiación y su ‘hub’ es el quinto más relevante de América del Sur, por detrás de São Paulo, Santiago de Chile, Bogotá y Buenos Aires.
Por otro lado, el mercado innovador es incipiente (las ‘startups’ en fase presemilla y semilla concentraron las inversiones en 2021), aún no hay ningún unicornio, la situación económica plantea algunos desafíos y los innovadores demandan más apoyo institucional. «La coyuntura política y social es inestable, pero los emprendedores limeños son resilientes y siguen adelante», resume Aurora Otoya, líder de BBVA Open Innovation en Perú. Tres responsables de ‘startups’ locales comparten los contrastes que han encontrado en su recorrido por esta región.
De acuerdo con la Asociación Peruana de Capital Semilla y Emprendedor (PECAP), los fondos de ‘venture capital’ inyectaron 124,3 millones de dólares (120 millones de euros) en 2021, casi el triple que el año anterior. «No solo las ‘startups’ que reciben financiación se benefician: que los inversores pongan el foco en Perú también favorece al resto», afirma Otoya.
‘Edtech’, una de las tendencias tecnológicas de 2022 para BBVA Open Innovation, ‘e-commerce’, ‘fintech’, logística y ‘foodtech’ son los sectores que más inversión recibieron en Perú en 2021. En el ámbito educativo, domina con ventaja la plataforma de educación ‘online’ Crehana, una ‘startup’ limeña que ofrece más de 1.000 cursos ‘online’ en áreas como analítica de datos, marketing digital e innovación. La compañía recaudó 70 millones de dólares (67 millones de euros) el año pasado y se perfila como el primer unicornio peruano, es decir, la primera ‘startup’ que alcance una valoración de 1.000 millones de dólares antes de salir a bolsa.
Fundada en 2013, el apoyo recibido por la red Endeavor Perú fue clave en los primeros años de vida de Crehana, según relata su Chief Sales Officer, Eduardo Airaldi: «Lo más valioso al inicio fue el ‘networking’ con otras organizaciones que nos permitió movernos y escalar». Ahora, Crehana está presente en toda América Latina y congrega a más de seis millones de estudiantes.
Su capacidad de pivotar del modelo B2C al B2B ha sido clave para su éxito. «Con la pandemia, las empresas tuvieron que encontrar soluciones para capacitar a sus empleados y adaptarse», detalla Airaldi. A su juicio, Lima «es un mercado cada vez más innovador, pero aún no está avanzado en la adopción de tecnologías como inteligencia artificial, ‘blockchain’ o ‘big data'». Las formaciones de Crehana pueden ayudar a que las implanten.
Más allá de Crehana, otras ‘startups’ limeñas que cerraron rondas de financiación millonarias en 2021 y se han expandido a otros mercados son Chazki, una ‘app’ de logística de última milla; Manzana Verde, una plataforma que gestiona planes de alimentación saludables; y Olaclick, dedicada a la digitalización de restaurantes.
El ecosistema ‘fintech’ en Perú ha crecido un 69% entre 2017 y 2021, hasta alcanzar las 132 ‘startups’, según el Banco Internacional de Desarrollo. Una cifra elevada en un país donde solo el 51,9% de la población tiene una cuenta en el sistema financiero. «Hace falta mucha bancarización en nuestro mercado y esto supone una gran oportunidad para las ‘fintech'», asegura Aurora Otoya, de BBVA Open Innovation Perú.
Para «combatir el analfabetismo y la exclusión financiera» nació la ‘startup’ Alfi, en palabras de su cofundador y CEO, el limeño Víctor Morales. Su sede está en Chile, ya que encontraron más facilidades para emprender en ese país, pero opera también en México y Perú. En este último país ha realizado un piloto con BBVA para promover la educación financiera de sus clientes gracias a su plataforma gamificada. Además, Morales trabaja con la Fundación BBVA para «llegar a acuerdos con actores como universidades y brindar educación financiera a otros públicos».
Otra de las ‘fintech’ que colabora con BBVA Perú es Comparabien.com, una plataforma de comparación de productos financieros que ha dado el salto a Colombia, Brasil y España. Su CEO, Alfredo Ramírez, la fundó en Lima en 2010, cuando «no había fondos, inversores ni empresas ayudando a las ‘startups'», por lo que la impulsó con recursos propios. Posteriormente, consiguió el soporte de Startup Perú, un programa gubernamental que cofinancia proyectos emprendedores. «Hoy una ‘startup’ peruana puede recibir apoyo rápidamente y hay más empresas como BBVA que apuestan por la innovación», valora Ramírez.
Pero ¿qué le falta al ecosistema ‘fintech’ e innovador limeño para consolidarse? Aunque Perú ha tomado medidas para estimular la innovación financiera, como un reglamento de ‘crowdfunding’ y un ‘sandbox’ o campo de pruebas para acelerar la innovación, aún no hay una normativa específica como en México. La Asociación Fintech de Perú, de la que Morales es vicepresidente segundo, revindica por ello «una regulación ‘fintech’ en la que participen las ‘startups’ para tener claras las reglas del mercado y que genere confianza para atraer inversión».
El CEO de Alfi también considera que «no existe la ambición de aprovechar el bum de la tecnología a nivel nacional» y cree que el Gobierno debería lanzar más iniciativas públicas de apoyo a los emprendedores. Ramírez, de Comparabien, coincide en que faltan acciones para propulsar el ecosistema, además de visión para «atraer a empresas de fuera que ayuden al crecimiento del ‘hub'».
Pese a esas mejoras pendientes, emprendedores limeños como ellos ayudan a situar las ‘startups’ de Lima en el mapa. «El emprendedor peruano es muy ingenioso para encontrar soluciones no tradicionales a los problemas», subraya Morales. En la misma línea, Ramírez defiende: «En otros países, el camino está más armado, pero aquí hay una jungla donde tienes que abrirte paso. La falta de apoyo genera una gran capacidad de innovación».
Poco a poco, el ecosistema «camina hacia a la maduración», según la responsable de BBVA Open Innovation Perú, Aurora Otoya: «Va a haber ‘startups’ cada vez más maduras y con rondas más fuertes no solo para lograr un unicornio, sino un zoológico de emprendimientos robustos». El trabajo de emprendedores y grandes compañías ya está dando sus frutos para que Lima sea un territorio cada vez más verde para la innovación y que sus contrastes acusados se suavicen para hacer el camino más amable a los emprendedores.