Los ‘sandboxes‘ financieros en España y Latinoamérica ya comienzan a dar sus frutos. Numerosas soluciones ‘fintech’ gestadas en estos espacios de pruebas regulados ya abandonan el nido para lanzarse al mercado y llevar a la práctica algunas de las innovaciones más punteras en el ámbito ‘cripto’.
A comienzos de año, el Banco de España daba luz verde al primer proyecto de euro digital de Europa, es decir, una moneda digital de banco central (CBDC, por sus siglas en inglés), equivalente electrónico al efectivo. La propuesta, lanzada por la ‘startup’ española Monei, es una de las soluciones que han tenido oportunidad de crecer y fortalecerse en el seno del ‘sandbox’ financiero español, que entró en vigor en 2020 para impulsar la innovación ‘fintech’.
El éxito de estos espacios de experimentación se extiende a través de los países y los sectores: en Latinoamérica, Colombia fue pionera en la creación de un ‘sandbox’ financiero, seguida de otros países como México y Brasil. Chile ha apostado por un ‘sandbox’ para la inteligencia artificial. El Gobierno de España también está desarrollando esta iniciativa junto a la Comisión Europea, y está ocupado, además, en ultimar el lanzamiento de un nuevo ‘sandbox’ enfocado al sector energético. La UE, por su parte, también ha lanzado en febrero un espacio de pruebas específico para el ámbito ‘blockchain’.
Estos entornos de experimentación supervisados se están convirtiendo en uno de los principales impulsores de la innovación ‘fintech’. Las ventajas que ofrecen tanto a emprendedores como a actores consolidados del ecosistema ya se hacen notar, y numerosas soluciones disruptivas están ya preparadas para pasar de la experimentación a la acción.
Un ‘sandbox‘ (literalmente, caja o cajón de arena) es un campo controlado de pruebas, aislado del sistema económico o financiero principal, donde se pueden realizar proyectos piloto de soluciones y tecnologías innovadoras. Este tipo de espacios legales y supervisados permiten potenciar el emprendimiento, ayudando tanto a grandes empresas como a ‘startups’ y ‘spin-offs’ a validar su producto con asesoramiento específico para el cumplimiento de la normativa.
El primer ‘sandbox’ financiero fue lanzado por Reino Unido en 2015, sentando un precedente que muchos otros países se han apresurado a seguir. Iniciativas que, a través de sucesivas convocatorias o cohortes, han abierto la posibilidad de poner a prueba productos financieros novedosos aun cuando no existe una regulación actualizada en vigor al respecto.
«El ámbito financiero acarrea importantes riesgos asociados al lavado de activos o al manejo de datos personales» explica Sergio Eguiguren, del despacho de abogados afincado en Chile Barros & Errázuriz. «Dichos riesgos implican la necesidad de desarrollar una amplia regulación para los servicios ‘fintech’, lo que tiende a implicar un retraso en el desarrollo de los servicios. El ‘sandbox’ financiero permite su entrada en operación en un ambiente controlado y sirve para mitigar a su vez las incertidumbres en torno a ellos».
Así, soluciones que todavía caminan en la cuerda floja de la legislación como las criptodivisas, el ‘blockchain’ y las finanzas descentralizadas (DeFi) pueden recibir asesoramiento específico sobre el marco legal al que deben acogerse, así como otros consejos para afianzar su propuesta de negocio. Mientras la regulación avanza (se espera que este año se apruebe el futuro reglamento del mercado de criptoactivos o MiCA de la UE), algunas ‘startups’ ya empiezan a sentar precedentes al abrigo del ‘sandbox’.
El ‘sandbox’ financiero español lanzó su primera convocatoria en 2021, a la que se presentaron 67 empresas. Hasta la fecha ha cerrado cuatro cohortes y se encuentra inmersa en la quinta. Más de una veintena de soluciones pioneras en el ámbito ‘fintech’ e ‘insurtech’ han accedido ya a la fase de pruebas.
La tecnología ‘blockchain’ está en la base de muchos de los proyectos innovadores del ‘sandbox’, como la apuesta por la identidad digital autogestionada del consorcio Dalion, el primer piloto en finalizar exitosamente el ‘sandbox’ financiero y al que recientemente se ha sumado BBVA. Otro proyecto sustentado en el ‘blockchain’ es el de Vottun, una ‘startup’ autodefinida como «el WordPress de la Web3» y dedicada a desarrollar soluciones y infraestructura en tecnología ‘blockchain’, que fue elegida en 2021 para participar en la primera cohorte con una solución de pagos transfronterizos.
«Todo lo relacionado con el ‘blockchain’ y las criptomonedas es muy nuevo, pero es una tecnología que ha llegado para quedarse. El ‘sandbox’ permite poner en práctica soluciones de una manera regulada y con garantías y ahora hay que impulsar buenas prácticas», explica Marta Valles, cofundadora de Vottun. «Sin ese entorno supervisado, las empresas se encuentran inseguras a la hora empezar a trabajar con criptodivisas. Pero bajo el control y la regulación del ‘sandbox’, todo cambia».
El ámbito de las criptodivisas ocupa un hueco importante en este entorno de pruebas: entre las innovaciones financieras defendidas en el ‘sandbox’ español se incluyen la creación del primer fondo de inversión libre de finanzas descentralizadas, dedicado al préstamo de criptoactivos; o del primer fondo tokenizado.
«En Latinoamérica, el desarrollo de los ‘sandboxes’ en el ámbito financiero es incipiente, pero crece con gran ímpetu y velocidad», explican desde Barros & Errázuriz. «La sub-bancarización y la falta de acceso a productos financieros en amplios sectores de la población ha derivado en el surgimiento de diversos medios tecnológicos que se presentan como soluciones innovadoras a dichos problemas. Para poder asegurar su correcto desarrollo, los ‘sandboxes’ regulatorios han tomado fuerza como mecanismos propicios para la innovación tecnológica».
Colombia, uno de los países de la región que más destacan en este ámbito, ha impulsado su legislación ‘fintech’ de la mano de su ‘sandbox’ regulatorio. A raíz de las soluciones probadas en «la Arenera», ha realizado cambios normativos en materia de ciberseguridad, computación en la nube o criptoactivos.
Por su parte, el ‘Sandbox Challenge’ de México, diseñado para fomentar la participación en este mecanismo, incluyó entre los objetivos de su segunda edición la promoción de servicios financieros con impacto positivo en la equidad de género, la inclusión financiera y el medioambiente. Y el Banco Interamericano de Desarrollo defiende incluso la creación de sandboxes regulatorios multijurisdiccionales en América Latina y el Caribe como motor del crecimiento y la cooperación transfronteriza de la región.
Los ‘sandboxes’ financieros son defendidos por los diferentes actores del ecosistema financiero como un motor de la innovación. «Formar parte del ‘sandbox’ nos ha dado mucha visibilidad», asegura Marta Valles, de Vottun. Aun así, destaca, la dureza de los requisitos de entrada dificulta el acceso a empresas emergentes frente a entidades consolidadas: «Para pasar las pruebas se exigió lo mismo a una ‘startup’ que a un gran banco y eso fue complejo porque no tenemos los mismos recursos».
Aunque con escollos todavía por salvar, el avance de los ‘sandboxes’ regulatorios se presenta como imparable. A medida que las soluciones que han cobijado comienzan a aterrizar en el mercado, más evidente se vuelve el potencial para liderar la innovación de estos espacios para la experimentación.