El emprendimiento y la evolución de los negocios beben del desarrollo creativo e innovador. Al mismo tiempo, las nuevas ideas se nutren cada día más de los avances tecnológicos, que son a la vez herramientas e inspiración. Sin embargo, al mismo tiempo, esto abre desafíos y debates sobre los que hay que reflexionar para que el trinomio creatividad, innovación y tecnología siga desplegando todo su potencial e impacte de manera positiva en todos los sectores.
Drones voladores que reparten paquetes a domicilio, robots que sirven bebidas como si fueran camareros y gimnasios dentro de un espejo. No son escenas recogidas en una novela o película futurista, sino proyectos que ya se encuentran en desarrollo por diversas empresas como Amazon o F&P Robotics. Si estos avances existen, ha sido gracias a la creatividad y la innovación.
Ambos conceptos se encuentran arraigados en la historia de la humanidad, y han cruzado fronteras y derribado barreras para promover el avance socioeconómico del mundo. La palabra creatividad data del siglo XIV, mientras que innovación tomó su acepción moderna a principios del siglo XIX. Para el Banco Central Europeo, innovar permite el aumento de la productividad con los mismos recursos. «Cuando la productividad aumenta se producen más bienes y servicios y la economía crece», señalan.
A pesar de su impacto, no fue hasta 2017 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 21 de abril como el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación.
Este binomio tiene un potencial sin límites. Según el Informe sobre la Economía Creativa elaborado por la UNESCO, «las iniciativas de la economía creativa diseñadas para ampliar las opciones de las personas y fortalecer sus capacidades juegan un papel decisivo para que el desarrollo sea no solo sostenible, sino también transformativo».
Ese poder transformador de la creatividad y la innovación ha traspasado todas las capas de la sociedad: si antes eran términos ligados a ámbitos culturales y artísticos, ahora todos los negocios han adaptado sus estrategias y han puesto en valor perfiles que cuenten con un pensamiento creativo.
«Es necesario potenciar la creatividad para averiguar cómo puedes innovar en tu negocio y seguir existiendo. Desde ese punto, nos sorprende que en los últimos años se hayan subido al barco sectores como el de la ingeniería», comentan José María Diéguez y Laura de Miguel, docentes del curso universitario de Creatividad e Innovación Tecnológica en UNIR.
La agricultura y el sector inmobiliario son ejemplos donde la capacidad creativa e innovadora ha promovido su evolución y desarrollo, con el surgimiento de los llamados ‘agrotech’ o ‘proptech’ gracias a la aplicación de la tecnología. El empujón tecnológico es la tercera variable omnipresente que, junto a la innovación y a la creatividad, está sentando los cimientos del futuro.
En el año 2012, David Alayón acuñó el término tecnocreatividad, una filosofía que pretende aplicar el conocimiento de la realidad tecnológica para reinventar su uso de manera creativa y aplicarla en cualquier ámbito.
La inteligencia artificial (IA), el ‘big data’, la realidad virtual o el metaverso se elevan como tecnologías incumbentes para el desarrollo de la creatividad, y son nuevas herramientas que artistas y emprendedores tienen a su alcance para impulsar su labor.
De hecho, ya se ha introducido en los procesos creativos. A través de Experiments in Musical Intelligence (EMI), el compositor David Cope empleó la inteligencia artificial para crear una melodía imitando a Beethoven. Sin salir de la esfera musical, Nono Ruiz, fundador, CEO y director creativo de Chicfy, desveló que fue el ‘big data’ lo que llevó a crear una de sus campañas de publicidad más populares para promocionar sus servicios al analizar las palabras más usadas por los clientes de la plataforma y las preferencias musicales en España.
Además, el empleo del análisis de datos también comienza a integrarse con la IA con la misión de desarrollar proyectos emprendedores. Checktobuild, empresa que ganó la Copa Mundial de Emprendimiento 2021, utiliza la inteligencia artificial para mejorar la eficiencia de proyectos de construcción y ofrece un servicio de inspección autónomo a través de la integración de modelos 3D y sensores IoT.
La inteligencia artificial o el ‘big data’ contribuyen de manera especial al desarrollo de la innovación. Pero si hay un espacio que promete explotar la fusión de la tecnología y creatividad es el metaverso.
El término apareció por primera vez en 1992 en la novela ‘Snow Crash’ de Neal Stephenson, aunque fue en 2021 cuando Mark Zuckerberg, CEO y cofundador de Meta (antes Facebook) lo popularizó.
Desde entonces, este espacio ha concentrado todo tipo de acciones, como conciertos virtuales, y se ha alzado como un lugar donde numerosas compañías han decidido emprender y potenciar su creatividad. Uttopion, el primer metaverso creado en España, ofrece distintos servicios en este campo, como comprar y construir espacios, es uno de los ejemplos que ya deja ver las nuevas posibilidades que abre. «El metaverso te permite desarrollar en gran manera tu lado creativo, ya que debes estar constantemente ideando, al igual que los propietarios de los terrenos», comenta Soraya Cadalso, cofundadora de Uttopion.
Esa parte creativa es muy amplia, «desde el diseño de las virtualizaciones hasta concebir todo el mobiliario, como marquesinas de autobús que integran ‘Call To Action’ (CTA) que los usuarios pueden pulsar para acceder a un determinado producto», añade.
De este modo, para las empresas, el metaverso se alza como una oportunidad para conectar con nuevas audiencias y realizar diversas acciones que aporten valor desde la creatividad y la innovación. Por ejemplo, en enero de 2022, el Museo del Prado trasladó sus obras al metaverso a través de una isla propia en el videojuego ‘Animal Crossing: New Horizons’.
Pero no todo es realidad inmersiva. Antes de que el metaverso se alzase como un lugar donde tecnología y creatividad se fusionan, en el año 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo destacó 50 proyectos de emprendimiento tecnocreativos que abarcaban todo tipo de sectores, desde la música o la robótica hasta el sector ‘fintech’. Un ejemplo de ello es CityWallet, una alternativa a los pagos con efectivo en pequeños establecimientos de Venezuela con la que no es necesario llevar dinero en efectivo encima.
Casos como este «refuerzan cómo los avances tecnológicos borran cada vez más las fronteras de la misma industria y permiten que la creatividad acelere y fortalezca un sinfín de productos y servicios», destaca la institución en su análisis.
En España, Carles Pons vivió su particular «¡eureka!» y decidió innovar y emprender en el sector de los videojuegos para niños. Así nació Kokoro Kids, aplicación de inteligencia emocional y de estimulación cognitiva para los más pequeños donde, «con la ayuda de especialistas, la inteligencia artificial y el análisis de datos ayudan a entender y explicar la relevancia de la información que se extrae», explica Pons, fundador de la compañía.
Para el desarrollo de su plataforma, en Kokoro Kids cuentan con un equipo multidisciplinar formado por psicólogos que plantean diversas actividades para el desarrollo de los niños y equipo creativo que diseña cómo van a desarrollarse. «Usamos todos los recursos e ideas a nuestro alcance para resolver los retos que se nos plantean», explica el principal responsable de Kokoro Kids.
Kokoro Kids, que pone en valor la importancia del desarrollo cognitivo desde edades tempranas, así como el fomento de la creatividad como una asignatura más, constata la relevancia de este elemento a nivel pedagógico para impulsar el desarrollo personal. ¿Pero cómo conciben la creatividad y la innovación instituciones y organismos gubernamentales?
«Creo que hay que considerar la creatividad como el epicentro del desarrollo a nivel de negocio e incluso del desarrollo económico de los países. Cuando establecen ayudas se enfocan mucho a nivel empresarial, pero creo que no se estudia tanto la parte creativa, y esto es fundamental para el desarrollo económico de la sociedad. La creatividad marca la diferencia para posicionarse en el mercado y tener éxito en negocios o en cualquier ámbito de la vida», opina Soraya Cadalso, fundadora de Uttopion.
Las instituciones no son las únicas que están implicadas en el proceso de reforzar el valor de la creatividad y la innovación. Tal y como apuntan José María Diéguez y Laura de Miguel, de UNIR, desde el lado académico hay un interés palpable por su desarrollo, enfocado desde el ámbito del diseño: «El diseño en todas sus especialidades está siendo un motor de cambio y de paradigma en la dirección de la creatividad y la innovación. De él provienen técnicas que ahora se introducen en actividades como las ingenierías».
Fruto de ello, la metodología pedagógica STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés ha evolucionado a STEAM tras incluir el arte. «El enfoque pedagógico basado en la creatividad sigue siendo extensible a todos los campos, y se aplica desde juguetes a cualquier proceso productivo», explican ambos docentes.
Detrás de todos estos avances, hay una idea humana que, nacida de la creatividad, ha sabido innovar apoyándose en la tecnología. ¿Es entonces la creatividad un elemento intrínseco al ser humano?
A lo largo de la historia, el concepto de creatividad ha sido tratado por autores como Platón, Kant o Freud. Para este último, por ejemplo, el hecho de crear está asociado a un acto onírico o un recuerdo traumático. Pero, en la actualidad, en cualquier teoría aparecería la tecnología como el factor añadido que comienza a desdibujar esta frontera entre la innovación de seres humanos y máquinas.
Para reflexionar sobre esta evolución, en 2019 Aidan Meller presentó Ai-Da, la primera humanoide artista. «Si los programas informáticos, en lugar de los seres humanos, crean contenidos que, a su vez, dan forma e impactan en la psique humana y en la sociedad, se produce un cambio crítico sobre el que debemos debatir», asegura.
Ai-Da es capaz de recitar poesía por sí misma, aunque su creador no ve su trabajo como un peligro para los artistas. «No se trata de una cuestión de competencia, sino de una cuestión de debate. A todos nos debería preocupar el uso generalizado de modelos lingüísticos de inteligencia artificial en Internet, y cómo afectará esto al lenguaje, y fundamentalmente a la creación en el futuro», explica.
Meller espera que creadores como escritores, cineastas o poetas utilicen cada vez más tecnologías como la IA «porque es una de las mejores formas de criticar, evaluar y poner de manifiesto los problemas de la actualidad».
En la misma dirección, Laura de Miguel y José María Diéguez de UNIR destacan la importancia de fomentar el espíritu de las personas en la generación de ideas. «Si no, el ser humano se quedaría sin un pedazo muy importante de lo que somos», coinciden. «En la parte de creatividad, las máquinas podrán llegar a simular ciertas actitudes creativas. Pero la creatividad tiene mucho de emocional y vive del fallo y del fracaso. Cuando las máquinas estén programadas para ser curiosas, empatizar, errar y frustrarse, veremos en qué punto estamos y si debemos empezar a preocuparnos”, explican.
Por su parte, Cadalso de Uttopion admite que «cuesta creer que un robot puede desarrollar capacidades como la creatividad o la innovación porque dependen de factores externos: todo lo que absorbemos de nuestro entorno sirve de inspiración para la creatividad». Aunque matiza: «Nunca se sabe, también nos costaba hace años imaginar mundos virtuales donde poder hablar con tus compañeros de trabajo en un evento, y ya es una realidad».
En mundos virtuales o terrenales, la creatividad y la innovación ya son conceptos fundamentales para que las empresas puedan seguir creciendo y fomentando el desarrollo económico y social. En el día Mundial de la Creatividad y la Innovación, la tecnología es una constante inseparable a ambas. Su uso y las posibilidades que brinda sirven de musa para que empresas de diversos sectores y emprendedores con nuevas ideas puedan edificar las realidades del futuro.