La Web3, vaticinada como un nuevo paradigma digital basado en la descentralización y la tecnología ‘blockchain’, se entronca íntimamente con otras tendencias tecnológicas como el metaverso. Y pese a una serie de retos que debe superar en el camino a la adopción, la nueva etapa de la web puede estar más cerca de lo que pensamos.
En los albores de la web, dominaban los protocolos abiertos y las páginas estáticas, diseñadas para ser visualizadas de forma pasiva. Con la aparición de las grandes redes sociales, nuevas opciones de interactividad, la personalización de contenidos definida por algoritmos y el impulso a los formatos audiovisuales, nació lo que los expertos denominaron la Web 2.0. Esta evolución hacia redes globales más conectadas se caracterizaría además por otro factor: el comienzo de la hegemonía de las ‘big tech’. Ahora, la llamada Web3 podría ser el inicio de un nuevo capítulo en esta historia.
Esta nueva etapa de la web pretende avanzar hacia una economía digital sin intermediarios, que devuelva el control sobre sus datos a los usuarios y les dé la oportunidad de llevarse una parte del pastel. Sustentada en la tecnología ‘blockchain’ y ligada a otras tendencias como el DeFi (‘decentralized finance’, o finanzas descentralizadas), sus defensores pronostican que representará una nueva era de Internet más democrática, descentralizada… Y monetizable.
¿Qué ventajas y retos planteará la Web3? ¿Qué oportunidades de negocio abre? ¿Cómo avanzará en los próximos meses? Estas han sido las cuestiones a las que BBVA Spark en México ha querido dar respuesta en la reciente Innovation Masterclass sobre Web3 y metaverso.
El cofundador de la plataforma de ‘blockchain’ de código abierto Ethereum y creador del término, Gavin Wood, definió la Web3 en 2014 como una reinvención de la web donde las relaciones entre las partes serían fundamentalmente distintas, con menos dependencia de autoridades centrales. Una proposición que resumía como «menos confianza, más verdad«.
Desde entonces, el ideal de la descentralización como una forma de devolver más control a los usuarios y de la tecnología ‘blockchain’ como un garante de la transparencia ha ido tomando fuerza. Aunque a veces se utilizan de manera intercambiable, el principal impulsor de la Web 3.0 o web semántica—el llamado padre de la Word Wide Web, Tim Berners-Lee—insiste en que esta y la Web3 son dos conceptos distintos que no deben confundirse.
«Está claro que el Internet 2.0, tal como lo conocemos ahora mismo, está cambiando», explica Iván Moreno, del Área de Estrategia y Activos Digitales en BBVA. «Lo que se espera es que los usuarios puedan interactuar a la vez con otros usuarios y entornos, de una manera segura y descentralizada, para garantizar que tienen el manejo y control absoluto de su identidad y sus activos».
Frida Vargas, gerente general de Binance en México, recalcó durante la BBVA Innovation Masterclass cómo la nueva etapa de la web va a permitir eliminar intermediarios y devolver el valor a los usuarios: «La transición hacia la Web3 te permitirá convertirte en el dueño de tu identidad digital y elegir cómo monetizarla». Esta nueva etapa, que marca un punto de inflexión en la evolución de internet, abrirá nuevas oportunidades económicas y permitirá a los usuarios tokenizar su identidad digital, hacer transacciones ‘peer-to-peer’ sin intermediarios y garantizar la propiedad de su contenido mediante NFT (tokens no fungibles). Estas identidades y activos digitales registrados y protegidos a través del ‘blockchain’ podrían ser, además, un fuerte impulso para el desarrollo de un metaverso integrado y con una experiencia de usuario sin fisuras.
Los partidarios de la Web3 afirman que será el origen de grandes cambios en el sector empresarial, incluido el financiero, impulsando tendencias como las finanzas descentralizadas (DeFi por sus siglas en inglés). «Se va a crear una cadena de valor de nuevos servicios financieros», apunta Vargas. «La Web3 ofrece nuevas opciones de inversión, para generar protocolos de liquidez o incluso para emitir deudas».
«Estamos creando un modelo nuevo financiero con base en una tecnología e incluso nuevos modelos de empresa y negocio», explica Marcos Carrera, responsable de ‘blockchain’ y Web 3.0 Iberia en Fujitsu. «Por encima del modelo tradicional de accionistas de una empresa, se crea otro complementario, los ‘tokenholders’, y se reparte valor a ambos». Al tokenizar un contenido, el creador percibe el valor generado y a su vez lo devuelve en forma de valor a la comunidad a través de ese token y de su usabilidad. De esta forma, se genera lo que Carrera describe como una economía regenerativa. Porque el valor diferencial de la Web3, destaca el experto, es precisamente ese: «Creas un token con una contrapartida muy sencilla, que después va sumando valor y se puede intercambiar por otro tipo de servicio. Así, de la nada, hemos generado una economía de valor».
Allá por 2014, Gavin Woods predijo que cada vez más sitios web utilizarían componentes de la Web3 (tales como Bitcoin) en sus ‘back-ends’ hasta que, finalmente, se trasladarían a un navegador propiamente Web3. Pero ¿cuáles son los retos por superar para alcanzar una adopción a este nivel?
Pero si hay algo que pueda suponer una palanca realmente valiosa para el desarrollo de la Web3, es la apertura a los cambios que se avecinan por parte de organizaciones, legisladores y usuarios: «Las entidades bancarias como BBVA y los estamentos reguladores deben hacerse partícipes de esta nueva ola. Es más, deben pasar a liderarla» , afirma Iván Moreno, de BBVA.
Un paradigma de descentralización capaz de difuminar las fronteras entre la banca tradicional y las DeFi, una oportunidad de negocio al alcance de todos y una tecnología que determine una nueva era de la World Wide Web. ¿Será todo eso la Web3?