En la ruta para convertirse en una startup de éxito, existen diversas métricas que permiten conocer la salud financiera de la empresa, como el flujo de caja. Otra de ellas es el ‘working capital’ o capital circulante, que también contribuye a tener una visión de la capacidad de maniobra de la empresa ante imprevistos cercanos. ¿Pero de qué forma se calcula y cómo se puede mejorar?
Para lograr que un negocio funcione, es necesario dar pequeños pasos en la dirección correcta. En el caso de las empresas de alto crecimiento, existen una serie de métricas que pueden ayudarles a determinar si el camino es el adecuado. Entre ellas, se encuentra el ‘working ‘capital’, un concepto que se corresponde con el de capital circulante o fondo de maniobra, y que permite conocer la capacidad de la compañía para hacer frente a los pagos necesarios en el día a día.
Una correcta planificación financiera garantiza a los emprendedores abordar la operativa diaria y atender los pagos recurrentes, como pueden ser los destinados a proveedores y trabajadores, mientras desarrollan su actividad con la mirada puesta en el crecimiento. La liquidez en una empresa es un termómetro con el que medir la salud financiera de la compañía, que se conjuga con el resto de indicadores, como flujos de caja, ratios de eficiencia o de solvencia, para tener la fotografía completa de la empresa.
El concepto de ‘working capital’, también conocido como capital circulante o fondo de maniobra, hace referencia a la diferencia entre los activos a corto plazo de la empresa y los pasivos exigibles, también a corto plazo. Es, por tanto, un indicador que se centra en medir la situación de la compañía en un horizonte temporal que no exceda los 12 meses.
Hay que tener en cuenta que es necesario un ‘working capital’ positivo para poder hacer frente a los pagos necesarios para la viabilidad de la empresa. Sin embargo, este no debe ser excesivamente elevado: si se destina una cantidad demasiado alta, se está dejando de utilizar este capital en la inversión productiva o en el fomento del crecimiento del negocio. Un excesivo ‘working capital’ también podría ser, por ejemplo, un indicador de que la empresa tiene un inventario demasiado elevado de productos sin vender.
La forma de calcular la cifra de ‘working capital’ de una compañía es relativamente sencilla: hay que restar al activo corriente el pasivo corriente. Es una cifra que irá variando en función del momento en el que se calcule.
A la hora de calcular el ‘working capital’, hay que seguir una serie de pasos:
BBVA Spark ayuda a las empresas de alto crecimiento para que optimicen su ‘working capital’ en su operativa diaria. Mantener un ‘working capital’ adecuado les permitirá desarrollar su actividad de manera más desahogada y poder centrar sus esfuerzos en mejorar su negocio.
Al tratarse de un indicador en el que se restan dos conceptos para mejorar el resultado, el emprendedor puede optar por aumentar los activos corrientes o por reducir los pasivos si quiere mejorar el ‘working capital’. También puede ocurrir que la empresa necesite ajustar ambas cifras. Si el emprendedor tiene un ‘working capital’ negativo, como en el ejemplo previo, deberá revisar sus números para buscar una solución adaptada a su negocio para mejorarlo. Por un lado, puede tratar de reducir o reestructurar los pagos que tiene que afrontar. Por ejemplo, hablando con sus proveedores para encontrar un plazo de pago de facturas que encaje mejor con su actividad. Otra opción es intentar aumentar sus activos mejorando los ingresos, aumentando el ahorro o impulsando su financiación.
La fórmula para calcular el ‘working capital’ será de gran ayuda para que los emprendedores puedan tener una operativa desahogada en su día. Esta métrica, junto con el resto de indicadores financieros, puede ayudarles a detectar el estado de su salud financiera para continuar en la senda de crecimiento.